Europa regresa al carbón y dispara la alarma por el peligro ecológico
UN FENOMENO CON CONSECUENCIAS IMPREVISIBLES
Es el combustible más sucio del planeta. Pero para escapar de los costos del petróleo, los países europeos inaugurarán 50 plantas a carbón en los próximos cinco años próximos cinco años. Crece así el riesgo de calentamiento global.
Redescubrimiento del carbón
Nueva etapa. La planta de Enel en Civitavecchia, Italia,
se está convirtiendo de petróleo a carbón,
y en su nueva función será inaugurada dentro
de dos meses, según lo que estiman las autoridades.
se está convirtiendo de petróleo a carbón,
y en su nueva función será inaugurada dentro
de dos meses, según lo que estiman las autoridades.
- 151 por ciento aumentaron, su promedio, los costos de los combustibles en varios países europeos desde 1996 a la fecha.
- 50 nuevas plantas energéticas a carbón se construirán en Europa en los próximos cinco años, y se planifican para ser usadas por cinco décadas.
- 200 años durarían las reservas mundiales de carbón, se estima. Es cinco veces el horizonte de las reservas de petróleo o gas.
En un momento en que los principales especialistas en cambio climático del mundo coinciden en que las emisiones de carbono deben ser reducidas de inmediato para frenar el calentamiento global, la principal productora de electricidad de Italia, Enel, está convirtiendo su planta de energía en Civitavecchia (Lacio, centro de Italia) del caro petróleo actual al carbón, que es por lo general el combustible más sucio del planeta.
En los próximos cinco años Italia va a aumentar su dependencia del carbón a un 33%, del 14% actual. La energía generada por Enel a partir del carbón aumentará un 50%. Italia no es la única en este retorno al carbón. Movidos por la creciente demanda, los elevados precios del gas y el petróleo y la aversión a la energía nuclear, se espera que los europeos instalen cerca de 50 plantas a carbón en los próximos cinco años.
En Estados Unidos, en cambio, hay menos plantas de carbón nuevas con posibilidad de comenzar a funcionar, debido en parte a que cada vez es más difícil conseguir permisos regulatorios y a que la energía nuclear sigue siendo una alternativa.
Las economías en desarrollo de rápida expansión de India y China, en donde el carbón sigue siendo una importante fuente de energía para más de dos mil millones de personas, son vistas desde hace tiempo como algunos de los mayores desafíos para la reducción de las emisiones de carbono. Pero este regreso ahora al carbón en Europa, que siempre fue muy respetuosa del medio ambiente, está sembrando una verdadera alarma entre los ecologistas, que advierten que volverá imposible el control del calentamiento global.
Hubo protestas ya en Civitavecchia, en una planta nueva de carbón de Alemania y en otra de la República Checa, así como en la planta Kingsnorth de Kent, candidata a convertirse en la primera planta de carbón nueva de Gran Bretaña. Los propietarios de las plantas aseguran que serán lo más limpias posibles. Pero los críticos sostienen que el "carbón limpio" es un sueño, un oxímoron. Califican a esta novedad como falta de previsión.
"La construcción de nuevas plantas energéticas activadas a carbón es un error", observó James Hansen, especialista en climatología de la NASA. "Necesitamos que haya una moratoria sobre el carbón ahora con una eliminación de las plantas existentes para las próximas dos décadas", agregó.
Tanto Enel como muchas otras empresas de electricidad sostienen que no tienen opciones más que construir plantas de carbón para reemplazar vetustas infraestructuras, en especial en países como Italia y Alemania en donde se prohibió la construcción de plantas de energía nuclear. Los costos del combustible aumentaron 151% desde 1996 y los italianos pagan los costos de electricidad más altos de Europa.
En términos de costos y de seguridad energética, el carbón cuenta con todas las ventajas, dicen sus defensores. Las reservas de carbón van a durar 200 años, en lugar de los 50 años del gas y el petróleo. El carbón es además relativamente barato en comparación con el petróleo y el gas natural, a pesar de que sus precios se triplicaron en los últimos años. Y lo más importante es que cientos de países exportan carbón y por ello es que hay más margen para negociar los precios.
La tarea de dirigir las emisiones de carbón hacia depósitos subterráneos en lugar de liberarlos es todo un desafío para cualquier fuente de combustible, pero en especial para el carbón, que genera más dióxido de carbono que el petróleo o el gas natural.
Bajo condiciones óptimas, el carbón produce más del doble del dióxido de carbono por unidad de electricidad que el gas natural, segundo combustible más usado para generación de electricidad, según el Instituto de Investigaciones de la Energía Eléctrica. En el mundo en vías de desarrollo, en donde hasta las plantas de carbón nuevas usan un carbón de grado inferior y máquinas menos eficientes, la ecuación es aún peor.
Hay algunos pequeños proyectos de demostración en Europa y Estados Unidos, que se encuentran en su mayoría en las primeras etapas. Pero su progreso no fue promisorio.
Desconcierto
La metáfora del remedio que enferma más de lo que pretende curar se verifica en estas épocas de desconcierto. La energía es un bien escaso y caro. Y se necesita energía. Pero la razón de esa contradicción no es por una trampa de la naturaleza. Hay una estructura depredadora e ineficaz que desequilibra el globo. Una familia de EE.UU. consume 12,5 veces más de energía que otra de África o Asia. Ese país, con el 5% de la población mundial, consume el 25% de la energía que produce el planeta. Mantener esos ritmos está en la base de la escasez. Cuestión que se agrava por la multiplicación de la demanda y las aventuras bélicas que agregan mayor presión a los precios. Pero ya no hay grandes soluciones. La historia es ésta.
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